Un nuevo registro del Culotapado o Coseberu (Calyptophractus retusus) en el municipio de Warnes el pasado 22 de junio de 2020, nos llevó a realizar el siguiente análisis sobre el estado de conservación y amenazas de esta mítica especie de armadillo

Por Huáscar Bustillos Cayoja*

Introducción

Los mamíferos que pasan la mayoría de sus vidas bajo tierra ya sea refugiándose o buscando alimento son considerados seres subterráneos, que están morfológica y fisiológicamente adaptados para la excavación y requerimientos que la vida hipogea les exige (Nevo, 1999). Los mamíferos subterráneos desarrollan un número de características típicas que incluyen la reducción de los órganos sensoriales externos (ojos y orejas), un cuerpo compacto que no muestra un cuello notorio, la cola ausente o reducida, miembros cortos, y uñas o dientes especializados para la excavación. A diferencia de los mamíferos semi fosoriales, que pasan menos tiempo bajo tierra y sus adaptaciones morfológicas y fisiológicas son menos extremas, como lo señala Shimer (1903), quien postula que no se puede establecer líneas –fijas– entre los mamíferos completamente fosoriales y los mamíferos semi fosoriales.

En lo que respecta a estudios de especies de vida hipogea tales como la familia Ctenomydae para cujuchis o tuco tucos (Borghi, et al.2002; Giannoni, et al.1996.), los topos marsupiales de la familia Notoryctidae (Warburton, 2003), o la familia Chrysocloridae, la cual representa a los topos áureos de la endémica África sub-Ariana (Ellerman, 1956; Smithers, 1983), han sido de mucha importancia para la comprensión de las adaptaciones y estrategias de vida que dichos taxones utilizan.

Los armadillos o tatuses son considerados el grupo más representativo de los actuales Xenartros (Mammalia: Xenarthra) y son conocidos por ser poderosos excavadores, pero solo la familia de los culotapados/pichiciegos (Chlamyphoridae/ Chamyphorinae) con dos especies en la actualidad como lo son Calytophractus retusus y Chlamyphorus truncatus, se consideran verdaderamente fosoriales.

El Culotapado o Coseberu (Calyptophractus retusus) fue descrito científicamente por el biólogo alemán Herman Burmeister en el año 1863, en base a una colecta realizada en 1859 por Félix San Martin en la zona del “Pary”. Este sitio es icónico y tiene un alto valor histórico, debido que allí se realizó la famosa “Batalla del Pary” en 1816 la cual fue fundamental para la independencia de Bolivia en 1825. La zona del “Pary” en la actualidad se halla dentro del segundo y tercer anillo de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, y ha sido completamente transformada y alterada por el crecimiento urbano típico de las grandes metrópolis.

Espécimen de culotapao (Calyptophractus retusus). Foto: Huáscar Bustillos

Han pasado 159 años desde la primera colecta de un espécimen de Culotapado en las arenosas pampas cruceñas del “Pary”, y desde ese entonces muy pocos ejemplares han podido ser registrados en los alrededores de la ciudad; existiendo hasta el momento 4 colectas y 3 observaciones, lo cual no ha permitido mayores estudios sobre su biología e historia natural. Los pocos avistamientos de individuos vivos, seguido por la extrema dificultad de su manutención en cautiverio, imposibilitan la descripción de sus hábitos, estrategias de excavación, biomecánica y especializaciones evolutivas.

Un nuevo registro de Culotapado en Warnes

La inusual y torrencial lluvia del lunes 22 de junio de 2020, ocurrida en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y alrededores de 01:00 AM a 11:00AM, con un registro de 458,9 MM en un lapso de apropiadamente diez horas, propicio una seria de inundaciones en varias zonas de los municipios de Porongo (Urubó), Santa Cruz de la Sierra y Warnes (Valle Sánchez y Aqualand), con inundaciones localizadas que se dieron en ambos márgenes del rio Piray. Muchas áreas periurbanas fueron afectadas como el caso del barrio Valle Sánchez, el cual pertenece al municipio de Warnes y colinda con el cordón ecológico del Rio Piray.

Ejemplar de culotapado encontrado en Warnes, luego de la torrencial lluvia del 22 de junio de 2020. Foto: Wendy Roca Hidalgo
Zona exacta de colecta y registro del elusivo y pocas veces visto culotapado (C.retusus), que fue encontrado ahogado por las inundaciones barriales del 22 de Junio de 2020. Foto: Wendy Roca Hidalgo

En este sitio se dio una inundación que anegó la zona por un lapso de 18 horas. Y a las 10:30 AM del lunes 22 de Junio, Wendy Roca Hidalgo encuentra casualmente en la calle de su casa un individuo muerto del mítico Culotapado cruceño (C.retusus), el cual muy probablemente se ahogó a causa de las inundaciones en el barrio.

Inundación en el barrio Valle Sánchez, luego de la torrencial lluvia del 22 de junio de 2020. Foto: Wendy Roca Hidalgo

Tomando en cuenta este nuevo registro del culotapado en un área periurbana de la ciudad de Santa Cruz, procederemos a analizar varios aspectos con principal énfasis en los factores de amenaza que afectan a la conservación de esta rara especie.

Distribución

El culotapado o pichi ciego chaqueño (Calyptophractus retusus) es aparentemente endémico de la región chaqueña de Bolivia, Paraguay y Argentina, siendo su área de distribución unos 285.000 km2 (Torres et al. 2015). Las contadas investigaciones sobre el culotapado (C.retusus)  en Bolivia, sitúan las pocas colectas de especímenes conocidas en el Chaco Boliviano (Cuellar, 2001), siendo su biología, ecología y distribución local en esa área geográfica, completamente desconocida (Anderson, 1997). 

Por otro lado, Azurduy et al. (2005) dan detalles de localidades como los bañados del Izozog y el parque nacional Kaa-Iya en donde esta especie ha sido registrada con mayor frecuencia. El registro más norteño para la zona de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra proviene de las pampas del Urubó (al oeste, margen izquierda del Río Piray). Este registro incompleto y fragmentario fue usado para sugerir la posible existencia de una población disjunta en la región “chiquitana” de las pampas, separada de las poblaciones chaqueñas por una barrera biogeográfica como lo es el Río Grande (Azurduy et al. 2005).

Por otro lado, Peñaranda (2012) incluye registros de esta especie para el departamento de Tarija, sugiriendo su existencia en el departamento de Chuquisaca, no existiendo aún registros formales. Con respecto a las poblaciones del culotapado en cercanías de la ciudad de los anillos, es muy probable que existan dos comunidades que son separadas por el Río Piray distribuyéndose en ambos márgenes; Sobre dos unidades como la pampa de Viru Viru a la derecha y sobre las pampas del Urubó a la izquierda. Con relación al nombre de la última unidad, aún se necesita mayores revisiones, pero en ambas predomina la vegetación herbácea y suelos arenosos.

Colectas y registros del culotapado (C.retusus) en cercanías de la ciudad de Santa Cruz en ambos márgenes del rio Piray sobre las zonas arenosas: A) Margen izquierdo red de condominios construidos en un área de 22.000 hectáreas B) Margen derecha barrios del norte y urbanizaciones. Gráfico: Huáscar Bustillos

El factor suelo en estas zonas es fundamental para la especie, ya que la gran mayoría de los registros que existen en Bolivia, Paraguay y Argentina mencionan la importancia de los hábitats arenosos en base a los requerimientos y adaptaciones ecológicas y evolutivas de la especie.

Evolución y adaptaciones

En cuanto a la estructura y función el cuerpo del culotapado (C.retusus) este presenta una forma cilíndrica compacta y maciza, con un cuello corto poco notorio, equivalente al aspecto presentado por los cujuchis (Ctenomydae: Ctenomys). El número de dientes en este taxón es de 32 piezas; lo cual refleja orígenes filogenéticos y especializaciones dietarias, hacia la insectivoria al igual que la familia Notoryctidae con 44 dientes, y la familia Talpidae y Chysocloridae con 34-44 dientes. En cambio, la reducción del número dentario es evidente en roedores herbívoros (Geomydae- Ctenomydae) de 12-20 dientes.

Al ser un “insectívoro” que utiliza exclusivamente las patas delanteras para la excavación (remoción de tierra), presenta miembros anteriores largos, grandes y robustos en relación con el cuerpo y las garras delanteras extremadamente desarrolladas, maximizando así la fuerza generada por su musculatura.

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Espécimen de culotapao (Calyptophractus retusus) del Zoológico Municipal de Fauna Sudamericana Noel Kempff Mercado. Foto: Huáscar Bustillos

Esta aseveración coincide con lo descrito por Nevo (1975) que sostiene que en taxones que cavan solo con las patas delanteras (Notoryctidae: Notoryctes) las extremidades y uñas delanteras son largas y robustas. La divergencia/separación entre el Culotapado (Calyptophractus retusus) y su taxón hermano el ”Pichiciego” Argentino (Chlamyphorus truncatus) ha sido estimada entre 3 a 17 millones de años, durante el Mioceno Medio, en donde incursiones marinas significativas ocurrieron a lo largo de la cuenca del rio Paraná. Esto pudo haber actuado como un agente vicariante en la diversificación de este grupo de armadillos que aportó en la disrupción de su rango ancestral contribuyendo a su distribución alopátrica actual (Delsuc et al. 2012).

El culotapado (C.retusus) muestra una gran variedad de adaptaciones morfológicas para un estilo de vida fosorial/subterráneo como lo son sus largas garras y sus grandes y musculosos miembros anteriores, los ojos y orejas son pequeños y reducidos y presenta un cuerpo fusiforme y un escudo pélvico horizontal y redondeado (Delsuc et al. 2012).

La morfología de los miembros sugiere que la familia (Chlamyphoridae) de este armadillo, se halla más adaptada para la velocidad, que para la potencia, lo que lo convierte en un “nadador de las arenas” explicándose así su ausencia en zonas con suelos compactos y su ocurrencia en suelos arenosos (Vizcaíno et al. 1999; Vizcaíno and Milne 2002). La placa del escudo caudal funciona como un “tope” que bloquea la entrada de arena asegurando protección al animal mientras excava (Smith 2008). El estilo de vida de estos armadillos es único entre los otros miembros del grupo, y Delsuc et al. (2012) propone que el comportamiento subterráneo fue adoptado después de la divergencia/separación de los tolypeutinos hace unos 17 a 32 millones de años, probablemente en respuesta a los procesos de aridización que ocurrieron en Sudamérica durante este lapso de tiempo.

En esta imagen del culotapado registrado en el barrio Valle Sánchez, se pueden apreciar sus uñas delanteras, que son largas y robustas, y le permiten ser un hábil cavador. Foto: Rodrigo Bustillos

Amenazas y estado de conservación

Por ser muy pequeño, el culotapado (C.retusus) no es cazado para fines alimenticios a diferencia del corechi (Tolypeutes matacus) o el Tatú negro (Dasypus novencinctus). Por ejemplo, en la zona chaqueña del Isooso la amenaza más notoria es la expansión de la frontera agrícola y la ganadería extensiva con la cría de vacas y chivos. Si bien las poblaciones del culotapado ubicadas en el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) Kaa-Iya del Gran Chaco, gozan de cierta protección, la situación es diferente para las poblaciones en las pampas próximas a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.

En el Libro Rojo de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia; el culotapado o coseberu (C. retusus) se halla catalogado como “casi amenazado” (NT) (MMAyA, 2009); mientras que para la UICN se encuentra como “datos insuficientes” (DD), debido que para ambas categorías se carecen de mayores datos sobre su biología, ecología y distribución. Esto debido a sus hábitos crepusculares/nocturnos y fosoriales (excavador y de vida subterránea) que dificultan su seguimiento y estudio (Cuellar, Meritt, Delsuc, Superina y Abba, 2014).

Pero debido al incremento de las problemáticas ambientales en gran parte de Bolivia, se sugiere con urgencia una evaluación de la situación de esta especie. Con relación al estado poblacional del C.retusus, Abba y Superina (2010) sugieren una declinación global continua debido a que el rango geográfico del culotapado (C.retusus) es bastante extenso y su distribución altamente fragmentada y su densidad poblacional baja.

Esto se ha debido al resultado de variaciones climáticas pasadas que han expandido y contraído sus zonas adecuadas de vida, retrasando la recuperación de las poblaciones asociadas. Las previsiones futuras indican una retracción evidente de los hábitats adecuados para esta especie, lo cual podría tener consecuencias particularmente graves para sus poblaciones (Torres et al. 2015). Para las poblaciones existentes en los alrededores de la ciudad de Santa Cruz los factores de presión que afectan a su estado de conservación y supervivencia aumentan con el tiempo y van de la mano con el crecimiento demográfico y urbanístico. Esto hace pensar que las poblaciones del culotapado se han visto afectadas desde siempre por la falta de planificación urbana/ambiental y por los focos migracionales históricos que se han dado a medida que la ciudad de los anillos fue creciendo.

En la actualidad y en base a observaciones de campo se han identificado los siguientes factores de presión:

  • El auge del modelo inmobiliario y urbanístico del Urubó

Existen 169 urbanizaciones que van desde Porongo, Warnes y Portachuelo, y todas ellas corren por el margen izquierdo del rio Piray en una franja que tiene una extensión de 22.000 hectáreas. Todas las urbanizaciones han realizado desmontes para su construcción alterando el suelo, la vegetación y la capacidad del drenaje natural de la zona, la cual en parte es un área de recarga hídrica del acuífero que alimenta de agua a la ciudad de Santa Cruz.

Para el margen derecho del rio Piray se encuentran las urbanizaciones Valle Sánchez, Aqualand y Satélite, las cuales han experimentado una acelerada expansión debido al desarrollo de la zona norte, que corre a través de la avenida Banzer. En ambos casos las poblaciones existentes del culotapado en los márgenes del rio Piray se verán afectadas a corto, mediano y largo plazo por las construcciones de viviendas y la compra de terrenos. Algo muy preocupante para esta especie es que cuando se comience a construir mayores puentes de acceso sobre el rio Piray, lo cual facilitará la migración consecutiva y el asentamiento en áreas que aún están despobladas dentro de las pampas y arenales del “Urubó”, se provocará una pérdida de hábitat, fragmentación y afectación directa a su ya reducido número poblacional.

  • La extracción de áridos en los márgenes del Rio Piray

Otro factor de presión que afecta a la conservación del culotapado (C.retusus) es la extracción de áridos en ambos márgenes del rio Piray, esta actividad se ha incrementado en los últimos diez años debido al “boom inmobiliario” y constructivo que ha experimentado la ciudad de Santa Cruz y los municipios aledaños. Existen sobre 20 kilómetros a ambos lados del rio Piray unas 12 concesiones areneras con aproximadamente 72 centros de acopios en donde se acumulan áridos (arena, piedra) para la venta, (Ribera, Com Pers., 2020). Este es un número preliminar pues no se tiene un control de la cantidad de puertos legales o ilegales que se asientan sobre la cuenca media y baja del rio Piray, además que no se tiene una normativa legal que mida el impacto de estas actividades extractivas, que responden a los continuos requerimientos constructivos de los centros poblados.

En el trascurso del tiempo se ha tenido evidencia de individuos de culotapado (C.retusus) que han sido extraídos de sus hábitats y transportados por camiones areneros a diferentes puntos de la ciudad. Esta actividad extractiva basada en el desgaste de los márgenes del río Piray es un potencial impacto en la supervivencia de la especie, pues tomando en cuenta la cantidad de puertos areneros, la demanda y el auge constructivo, además de que el tráfico de esta maquinaria pesada compacta y altera los suelos en donde esta especie pueda realizar sus actividades (reproducción, alimentación y cría)

  • Asentamiento humano y pérdida del cordón ecológico del Río Piray

El cordón ecológico del río Piray es una de las áreas prioritaria para la conservación de esta especie, ya que resguardan aproximadamente cuarenta y siete kilómetros de vegetación y suelo a ambos lados de este cuerpo de agua. Esta unidad de conservación tiene la finalidad de proteger a la ciudad de Santa Cruz de posibles mega inundaciones y turbiones, como la ocurrida en 1983 extendiéndose por parte de la cuenca media y baja del rio, formando parte de los municipios de La Guardia, Porongo, Andrés Ibáñez y Warnes.

Se ha evidenciado en este último registro del culotapado (C.retusus) en la zona de Valle Sánchez; un incremento de los barrios y asentamientos dentro y cerca de este cinturón verde de protección, que se han estado expandiendo en los últimos diez años debido al crecimiento económico de la zona norte. Esta serie de condominios, barrios y urbanizaciones responden a una polarización centrada en el auge de la producción agrícola del norte integrado. Esta intrusión antrópica ocasionará a mediano plazo la desaparición de las poblaciones remanentes del culotapado que se encuentran entre el Piray y la congestionada avenida Banzer.

  • El mito y el miedo hacia el culotapado (C. retusus)

Otra amenaza directa que sufre el culotapado (C.retusus)  es el mito, por ejemplo en la cosmovisión del pueblo guaraní de la zona del Isooso (chaco cruceño) lo llaman “tatujeikurajoyava” y tienen la creencia de que este animalito es “malagüero”, representando un emisario de muerte para algún miembro de la comunidad, lo cual se evita matando y quemando inmediatamente al indefenso animal (Cuellar,2001).  Esta práctica puede deberse a que el culotapado emite un sonido lastimero (chillido) muy parecido al llanto de un niño pequeño.

De esta creencia basada en un comportamiento natural de la especie nacen una serie de mitos basados en el miedo y el temor. Por ejemplo, en la zona de la Chiquitania (San Ignacio de Velasco y Lomerio) el pueblo besiro/monkhox habla de un ser mitológico de nombre “Matononosh” relacionado directamente con el espíritu de los bebés fallecidos, que lloran bajo la tierra, escuchándose sus gemidos cuando arrecia el mal tiempo.  

En el chaco tarijeño el pueblo Weenhayek del río Pilcomayo, llaman al culotapado “Weejliky‘i” y lo asocian con la mala suerte y la muerte de un familiar o de la misma persona que lo ve. Para evitar que este presagio ocurra, tras que lo ven o sienten en la arena, el weenhayek clava un machete o cuchillo con el fin de matarlo si lo logra, extrae el cuerpo y lo botan lejos del sitio. Un dato muy interesante sobre el temor hacia esta especie en la ciudad de Santa Cruz nos lo brinda Slade (1891) y nota que los antiguos cruceños de esa época se atemorizaban de un animal subterráneo al que llamaban llorón en referencia a los sonidos parecidos a llantos que hacía cuando se lo apresaba, los cuales recordaban el gemido de un recién nacido.

El colector del primer espécimen de culotapado en Santa Cruz, el señor Felix San Martin, comentaba que era capaz de localizar individuos bajo tierra, basándose en el peculiar chillido que el animal emitía (Burmeister, 1863). Es muy posible que los relatos mencionados por Slade y Burmeister sobre el temor y el miedo hacia el gemido del culotapado, se hayan fusionado con el sincretismo popular tomando la forma del llanto del duende, relato registrado por German Coímbra Sainz, siendo aún conocido en la actual ciudad de Santa Cruz.

  • Depredación por especies domésticas

El pelo del culotapado o coseberu es largo de color blanquecino, moderadamente tieso distribuido a partir de los flancos laterales del cuerpo, abarcando desde casi el extremo de la mandíbula inferior, gran parte del rostro, todo el pecho y abdomen, márgenes internos de las patas delanteras y traseras y el margen superior y lateral del escudo pélvico.

En cambio, el caparazón, escudo cefálico y gran parte del escudo pélvico no presentan pelos, siendo estas zonas completamente desnudas y de un color rosado claro, lo que sugiere un mimetismo para ambientes xéricos-arenosos, evitando a potenciales depredadores como: Lechuzas (Tyto alba), Zorros (Cerdocyon thous, Pseudalopex gymnocercus), Tigrillos (Leopardus spp) y meleros (Eira barbara), etc.

En condiciones naturales, el culotapado puede mimetizarse fácilmente con su entorno evitando la depredación. Pero a medida que las urbanizaciones avanzan, aumentando el nivel poblacional humano, se hace más frecuente la presencia de perros (Canis familiaris), gatos (Felis catus) y gallinas (Gallus gallus) dentro de las zonas de vida de esta especie. Este aumento paulatino de la población de fauna doméstica y la alteración de su entorno mediante construcciones, compactación del suelo y cambio de la vegetación, dificultan su supervivencia.

  • Inundaciones causadas por la construcción y deforestación

La gran ola de construcciones y deforestación que se ha dado en los últimos 15 años en la zona del Urubó, ha provocado una pérdida paulatina de la cobertura vegetal y compactación del suelo. Esto ha provocado una alteración en la capacidad de la retención y drenaje de los ríos y afluentes del lugar, debido a que el nivel de sedimentación en los arroyos de la zona es alto y su cauce natural se ha ido colmatando gradualmente con detritos arrastrados por el viento y el agua.

Huáscar Bustillos y Wendy Roca, con el nuevo ejemplar de culotapado que fue registrado en el barrio Valle Sánchez, el 22 de junio de 2020. Foto: Rodrigo Bustillos

Este proceso antrópico está ligado directamente al ritmo de construcción y desmonte y al flujo de asentamiento humano que se está dando en esta zona y el cual se incrementará a medida que se habiliten mayores vías de acceso como puentes y carreteras. En este caso específico hemos podido constatar que las inundaciones del 22 de junio de 2020, afectaron directamente no solo a las poblaciones de culotapado (C.retusus), sino también a otras especies de hábitos fosoriales y semi fosoriales, como lo son los cujuchis (Ctenomys spp), los cutuchis (Amphisbaena spp) y otras especies de armadillos y reptiles que habitan en ambos márgenes del río Piray.

Nuevo ejemplar de culotapado que fue registrado en el barrio Valle Sánchez, el 22 de junio de 2020. Foto: Rodrigo Bustillos

Conclusiones

Hemos llegado a las siguientes conclusiones, las que aportan en cierta manera a la comprensión del estado de las diferentes problemáticas que enfrenta la especie en los alrededores de la ciudad de Santa Cruz, y brindan pautas para posibilitar la supervivencia de este peculiar mamífero.

Estas son las siguientes:

  • Se necesita conservar adecuadamente el cordón ecológico del rio Piray y evitar que se siga perdiendo zonas de conservación. Esto es muy importante, ya que esta unidad ecológica resguarda a los cruceños de posibles riadas, además de funcionar como un regulador de temperatura, estabilizador edáfico y resguardo de poblaciones del culotapado (C.retusus).
  • Se tiene que crear un área de conservación en la zona del Urubó y Viru Viru que resguarde a las poblaciones de culotapado (C.retusus) y sobre todo proteja las zonas de recarga natural del acuífero de Santa Cruz.
  • La pausa ambiental en el Urubó tiene que ser actualizada debido al fuerte impacto registrado en la fauna, suelo y vegetación, además de la posibilidad de mayores ciclos de inundaciones en ambos márgenes del río Piray.
  • Se tiene que normar y delimitar la extracción de áridos de los márgenes del Piray, ya que existe una alteración del hábitat y compactación del suelo en las zonas de vida del culotapado (C.retusus), lo cual afecta a sus poblaciones.
  • Se tiene que establecer programas de educación ambiental en los barrios periurbanos colindantes con la zona del Piray, con el fin de concientizar a la población y enseñar la importancia ecológica e histórica de esta peculiar especie, ligada a los cruceños desde hace mucho tiempo.
  • Se necesita una revisión urgente de la categoría de amenaza de esta especie dentro del Libro Rojo de Vertebrados de Bolivia, es más, hace ya tiempo se ha sugerido una completa actualización del manuscrito en base a las problemáticas ecológicas y ambientales presentes en Bolivia.
  • El culotapado o coseberu (C.retusus) puede funcionar como una especie bandera para la conservación, porque tiene elementos culturales, históricos y ecológicos que posibilitan esta acción. Además, que puede ser un embajador de la protección de las zonas de recarga del acuífero cruceño, pues se ha registrado y observado a esta especie en estas zonas arenosas.

Agradecimientos

El autor agradece a todas las personas que hicieron posible esta investigación sobre una de las especies más raras y pocas veces vista de la fauna boliviana: A Hans Roth Jr, Bernardo Ribero, Romer Miserendino, Wendy Roca, Rodrigo Bustillos y José Bustillos; quienes aportaron desde diferentes ángulos y puntos de vista al presente estudio.

Foto de portada: Wendy Roca y Huáscar Bustillos

*Huáscar Bustillos es biólogo y documentalista, especialista en ecología e investigación eco-social. Ha publicado varios artículos de investigación y divulgación científica en diferentes revistas, periódicos de Bolivia y el extranjero. Ha dictado cátedra en universidades nacionales y forma parte del  mítico equipo Jenecherú (El fuego que nunca se apaga). Actualmente realiza consultorías independientes e investiga la biodiversidad boliviana con principal énfasis en marsupiales, xenartros y roedores y ha logrado combinar la biología con la literatura del genero mitológico y naturalista.

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