Por RAI

Tuvieron que pasar 10 años, y Romeo, una rana acuática de Sehuencas o rana Yuracaré (Telmatobius yuracare), considerada la rana más solitaria del mundo, finalmente encontró a su Julieta. Una reciente expedición científica organizada por la organización Global Wildlife Conservation y el Museo de Historia Natural Alcide d’ Orbigny de Cochabamba, redescubrieron la rana acuática de Sehuencas, logrando rescatar a cinco ejemplares para su programa de conservación. Se trata de tres machos y dos hembras, una de ellas será la Julieta de Romeo. Este anfibio es endémico de Bolivia, y hasta hace muy poco era el único ejemplar de su especie que vivía en cautiverio, mientras los científicos estuvieron esperando conseguirle una pareja y lograr así que se reproduzca.

‘’En ese momento estábamos agotados después de buscar todo el día sin resultados. Buscamos las ranas en arroyos que tenían las condiciones perfectas, incluso en un arroyo donde se habían encontrado ranas de Sehuencas hace 10 años. Pero no vimos ninguna especie de ranas, ranas de agua u otras. Todo el equipo estaba mojado y cansado, pero decidimos buscar en una corriente más antes de regresar al campamento. No teníamos muchas esperanzas porque no teníamos mucho espacio para explorar, había una cascada al final del arroyo que nos impediría movernos adelante’’, expresó la investigadora Teresa Camacho Badani, jefa de herpetología del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny.

La rana de agua Sehuencas en el acuario donde vive hace ya diez años. Foto: Arturo Muñoz publicada en Mongabay Latam

Camacho indicó que de todas maneras se arriesgaron a continuar con su búsqueda y pasaron la cascada al final del arroyo, allí fue donde ella observó a una rana saltar a un estanque. ”Me metí en el estanque mientras el agua me salpicaba y metía mis manos en el fondo del estanque, donde conseguí atrapar a la rana. Cuando lo saqué, vi un vientre naranja y de repente me di cuenta de que lo que tenía en mis manos era la rana de agua Sehuencas tan esperada. Mi primera reacción fue gritar “¡Encontré uno!” Y el equipo vino corriendo para ayudarme y poner a la rana a salvo”, comentó la investigadora.

”¡Fue un sentimiento increible! La sonrisa que tengo en las imágenes expresa la felicidad y la emoción plena que sentimos en ese momento. El primer especímen que encontramos era un macho, lo que nos aseguró que era solo cuestión de tiempo antes de encontrar a Julieta”.

Mira aquí el video de la expedición en busca de Romeo:

Una singular campaña, organizada en el sitio de citas www.match.com que culminó el 14 de febrero de 2018, día de San Valentín, logró recaudar 25.000 dólares, monto de dinero que permitió organizar 10 expediciones científicas en el área de distribución de la Telmatobius yuracare, que son los Andes orientales de Bolivia.

Hubo un tiempo en que la presencia de la Telmatobius yuracare era tan abundante que no preocupaba a los científicos. En esos tiempos se podía hallar renacuajos en los riachuelos y ríos, y también en los estanques de los bosques nublados.

La especie fue descrita por el biólogo Ignacio De la Riva en 1994, y en el año 2008, ya se encontraba en el Libro Rojo de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia listada bajo la categoría de En Peligro (EN) de extinción. De igual manera, ese mismo año, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la clasificó en estado Vulnerable (VU) y no se volvió a actualizar su estado en 10 años.

Un artículo publicado en Mongabay Latam, indica que La Telmatobius yuracare es una especie de tamaño grande. Los machos miden hasta 57,6 milímetros y las hembras 46 milímetros. El iris de sus ojos tiene una coloración entre verde y café con pequeños puntos amarillos. Su cuerpo es robusto, más ancho que su cabeza. Entre otras características, su piel dorsal y la ventral son lisas; su dorso es de color café verdoso, café grisáceo o beige, con manchas irregulares oscuras; y las superficies ventrales son anaranjadas o amarillentas con o sin manchas difusas de color café.

Bosques húmedos, habitat natural donde habita la rana acuática de Sehuencas (Telmatobius yuracare). Foto: Robin Moore / Global Wildlife Conservation

La última vez que los investigadores vieron a este anfibio fue un área entre la provincia Chapare, del departamento de Cochabamba y la provincia Caballero, del departamento de Santa Cruz. Zona que fue delimitada con las esperanzas de encontrar una Julieta. Debido a la pérdida de hábitat, los efectos del cambio climático y la contaminación, el 22% de las especies de anfibios que tiene Bolivia enfrentan algún grado de amenaza de extinción.

Según indicó Teresa Camacho, los cinco especímenes se encuentran en cuarentena en el Centro K’ayara del museo Alcide d’Orbigny, donde se están aclimatando a su nuevo hogar. ”Nos aseguraremos de que tengan la misma calidad de agua y temperatura que en el campo. Después de que estén acostumbrados a su nuevo hábitat y estén comiendo bien, les daremos un tratamiento preventivo para la enfermedad infecciosa mortal, la quitridiomicosis. ¡No queremos que Romeo se enferme en su primera cita!”, expresó la investigadora.

Es así, que ahora Romeo espera pacientemente su primera cita a ciegas con Julieta, el que será su primer encuentro romántico en 10 años. Esta cita es parte de un plan para lograr la reproducción de la especie y llevar así a estas ranas de regreso a su hogar en el bosque.

Teresa Camacho Badani observa a Julieta. Créditos: Stephan Knoll

‘’Una gran parte de nuestro trabajo para avanzar involucrará a las comunidades cercanas al hábitat de las ranas acuáticas de Sehuencas, especialmente cuando lleguemos a un punto en el que podamos volver a poner las ranas en la naturaleza. Estamos muy emocionados de poder hacer esto’’, expresó Teresa Camacho.

Lee aquí el relato del redescubrimiento: Romeo, oh, Romeo!

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Foto de portada: Romeo / Robin Moore, Global Wildlife Conservation

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