El proyecto de la hidroeléctrica de El Carrizal pretende cambiar la matriz energética en el sur del país, pero el impacto ambiental puede alterar la vida de comunidades guaraníes que dependen de la pesca del sábalo. Ende no proporciona aún un informe claro de los impactos que generará esta megaobra en una de las zonas más increíbles del planeta.

(Este reportaje es una alianza periodística entre la Red Ambiental de Información (RAI) y Verdad con Tinta)

Por Jesús Vargas Villena

Imagen aérea del Cañón del Pilaya. Crédito: Diego Ávila Paz / RAI

Aire puro y fresco. El lugar es mágico, un paseo entre las nubes, que ante su evaporación aparece a lo lejos el río Pilaya, como si fuese una delgada víbora que zigzaguea rodeada por dos gigantescas paredes. La vista es única. Estamos en el sexto cañón más profundo del mundo, el cual cruza los departamentos de Chuquisaca y Tarija, en el sur del país. 

Imponente, atrapante y silencioso, con sus 3.030 metros de altura, se levanta el Cañón del Pilaya, alejado de la mano destructiva del hombre, incluso indivisible por su estrechez para la imagen satelital de Google. La mirada del cóndor se convierte en el mejor dron entre sus estrechas paredes

En el inicio de este cañón, a la altura del municipio de Culpina, en Los Cintis del departamento de Chuquisaca, se pretende levantar la megaobra de la hidroeléctrica El Carrizal, la cual pretende cambiar la matriz energética en el país, pero especialmente en el sur del país, región que desaprovechó el boom del gas. 

Sin embargo, la información sobre el impacto ambiental que pueda tener este proyecto no ha sido compartida por la Empresa Nacional de Electricidad (Ende), la cual está a cargo de la obra. Nadie sabe con certeza, ni siquiera los habitantes afectados, qué será de sus pueblos y del Cañón del Pilaya.

“Acá dice que no cambiará nada, solo que aumentará el turismo”, comenta Ademar Muñoz Cruz, un poblador de 55 años de la pequeña comunidad de Yumasa, a quien el tiempo lo especializó como uno de los mejores guías turísticos de la región.

Yumasa es una pequeña comunidad que se encuentra en el municipio de San Lorenzo en la provincia Méndez del departamento de Tarija. Sus ingresos dependen de la agricultura con plantaciones de avena, arveja, haba, papa y quinua, entre otros.

El pequeño poblado de Yumasa entre los cerros en la provincia Méndez del departamento de Tarija. Es una de las comunidades que está dentro del área de influencia del proyecto del Carrizal.

Algunas plantaciones se encuentran al borde del abismo, donde los campesinos clavan sus picos en inclinaciones que pueden invitarte a una caída libre hasta otro mundo. Los pocos caballos también están acostumbrados a caminar al borde del abismo, como si fueran cabras. 

La segunda fuente de ingreso en el lugar es el turismo. Para entrar a la comunidad que tiene en su pico más alto la majestuosa vista del cañón, el visitante debe pagar Bs 20. Una pita atada entre unos troncos hace de puesto de control.  Acá no hay pagos QR, la única señal que llega es la del cielo. 

Ademar es uno de los más jóvenes del poblado. Sí, con sus 55 años, confiesa que no hay personas menores a esa edad. El motivo es la falta de recursos que provoca la migración del campo a la ciudad de la población joven. Su mayor esperanza es el turismo y este proyecto -Carrizal- es una alternativa para ellos. 

Don Ademar y la vista del Cañón del Pilaya, como si fuese el patio trasero de su casa.

“El alcalde en su campaña se comprometió en apoyar el turismo y no puso ni un letrerito”, indica Ademar sobre el ejecutivo municipal mendeño; Asunción Ramos Mami. 

No existe señalización para llegar al lugar, considerado uno de los puntos con mayor potencial turístico del país. Para los pobladores de Yumasa, el proyecto de la presa de El Carrizal es una esperanza que tiene la llave, que podría abrir la puerta del turismo. Lamenta que en la actualidad se recibe entre uno a dos grupos de personas cada tres meses. Un número muy bajo. 

Sobre el proyecto de la presa se conoce poco o nada, solo les dijeron en la zona que aumentará significativamente el turismo, una esperanza de vida para todo el poblado. 

Kilómetros más arriba en el departamento de Chuquisaca, los pobladores del municipio de Culpina no solo se esperanzan con los jugosos ingresos que pueda generar el turismo, sino también con el riego que potencie la producción agrícola en la región de Los Cintis. 

“El solo hecho de ser el sexto cañón más profundo del mundo y de ser mucho más profundo que el de Colorado en Estados Unidos (2422 metros de profundidad), de manera natural ya crea un destino turístico”, resalta el operador turístico Ernesto Vaca Poehlmann de la empresa Sur Bike. 

Sur Bike es una de las pocas operadoras turísticas que hace viajes a este destino turístico en Tarija, el cual tiene dificultades de acceso por el mal estado de los caminos. 

Para Ernesto es “fundamental” hacer un turismo sostenible, que no afecte la flora y fauna de la zona. Tanto él como otros gestores turísticos que operan con estos sitios paradisíacos desconocen del impacto que pueda tener el proyecto de la presa de El Carrizal. 

“Me sorprende este tipo de información, no sabemos de las dimensiones ni de los impactos”, manifiesta Ernesto. 

Un proyecto sobre el sexto cañón más grande del mundo

Según las especificaciones técnicas entregadas por Ende, la represa tendrá una altura de 160 metros y una coronación de 380 metros, que viene a ser el ancho de la parte superior del muro.

Tendrá una capacidad de embalse de 1.334 hectómetros cúbicos (hm3), que equivalen aproximadamente a 453 600 piscinas olímpicas. La iniciativa prevé la construcción de tres centrales hidroeléctricas con una producción media anual de energía de 1.917 gigavatios, aunque parte de ella será exportada. 
“La capacidad instalada prevista es de 366 megavatios”, indicó el ministro de Hidrocarburos y Energía Franklin Molina Ortiz, en su respuesta escrita al Senado a una petición de informe sobre este proyecto efectuada en el año 2021.

La petición de informe escrito enviada desde el Senado al presidente Luis Arce.

En el documento de respuesta a la petición de informe, el ministro especifica que el componente eléctrico del proyecto beneficiará al país en su conjunto “con la diversificación de la matriz energética”, porque se prevé su interconexión al Sistema Interconectado Nacional (SIN). Sobre la exportación no especificó a qué países se pretende vender.

Ende adjudicó el 12 de abril de 2016 el estudio de diseño final del proyecto a la Asociación AH Carrizal, por un costo de 10,7 millones de dólares, donde lidera el grupo Typsa de España.

El estudio de diseño técnico de preinversión fue concluido el 23 de marzo de 2018. 

Dicho estudio incorpora el diseño de la presa, la planta de generación, aliviaderos, túneles y otros.

A partir de la declaratoria del proyecto como “prioridad nacional” por medio de la Ley 462 que fue promulgada por el entonces presidente Evo Morales Ayma, dos palabras clave se manejaron de forma recurrente: “múltiple”; porque incluye la construcción de la represa, pero también de una casa de máquinas y un túnel de 22 kilómetros de largo y 5,5 metros de ancho que transportará el agua del río Camblaya hasta la central, y “riego”; porque supuestamente las aguas del embalse serían utilizadas también para este fin. 

De hecho, fue el componente riego el que comenzó a generar expectativa en los productores y pobladores de áreas circundantes.

Por ejemplo, el exejecutivo regional del Gran Chaco José Quecaña Quispe, había asegurado el año 2019 que este proyecto solucionaría de manera “definitiva” el problema de la sequía en esa región del departamento de Tarija. 

A nivel nacional, la promesa del Gobierno es que este proyecto se constituirá en una fuente de ingresos para el Estado, a través de la generación y exportación de energía eléctrica.

Incluso, en el caso de Chuquisaca, se pretende inscribirlo como una de las obras “estrellas”, que se ejecutarán en conmemoración del Bicentenario de creación de Bolivia que será el 6 de agosto de 2025, según afirmaron anteriormente desde la Brigada Parlamentaria de Chuquisaca.

Sitio donde se pretende levantar el proyecto hidroeléctrico de El Carrizal sobre el río Camblaya, entre los departamentos de Chuquisaca y Tarija.

Con el objetivo de encontrar respuestas, se identificó a uno de los impulsores del proyecto que es el tarijeño Arturo Liebers Baldivieso, un geólogo con especialización en recursos hídricos y exdiplomático boliviano. 

Liebers resalta que el principal potencial de este proyecto es el cambio de la matriz energética en el país y especialmente en el sur, algo que considera “urgente”.

“Nos estamos rifando los recursos del gas y del petróleo, por eso hoy es inminente un cambio que nos deje de hacer depender del gas y sustituir la matriz por otras fuentes de energía, como en este caso, la hídrica o hidráulica”, manifestó el geólogo.  

Uno de los principales argumentos de Liebers es que los recursos hídricos de la cuenca del Pilcomayo fluyen por cuatro departamentos del país: Oruro, Potosí, Chuquisaca y Tarija sin ser aprovechados, cuando en su parte baja que pasa por Argentina y Paraguay sí los utilizan sin tener que pedir ningún tipo de autorización a los bolivianos. 

“A lo largo del siglo XX, tanto argentinos como paraguayos no nos han dejado a los bolivianos que somos el país de aguas arriba, donde se genera la cuenca del Pilcomayo, construir ninguna obra de regulación para aprovechar en nuestro territorio los caudales que se generan”.

Arturo asegura que la afectación de este proyecto será mínima y los beneficios “múltiples”. Explica que el sitio es “estratégico” al no tener poblaciones cercanas al lugar de la presa que sean afectadas y que además, potenciará el turismo en ambos departamentos, al crear nuevos espacios de promoción; por ejemplo, con el propio dique en un sitio casi inhabitado, dando a los poblados cercanos la posibilidad de explotar el lugar, como ocurrió con San Jacinto en Tarija. 

Pesca en peligro: comunidades indígenas en alerta por presa de El Carrizal 

El desvío de estas aguas puede generar una reducción del caudal en la zona sur con una afectación no solo en Bolivia, sino también en Argentina y Paraguay, según los expertos contactados para este reportaje. Ende no respondió a nuestros requerimientos de información. 

El nivel del agua está bajo, las probabilidades de pesca son remotas y la subsistencia es difícil. “Este año hubo muy poco volumen del río”, relata Freddy Cortéz Torres, quien es vicepresidente del Sindicato de Pescadores del Pilcomayo.

Hay preocupación en las comunidades indígenas por los bajos niveles del agua en la cuenca del Pilcomayo.

“No tenemos conocimiento sobre el proyecto, algunos de nosotros entendemos un poco”, agrega el dirigente al mostrar su preocupación por el anuncio de la construcción de la hidroeléctrica de El Carrizal. 

Las comunidades guaraníes y weenhayek ubicadas en la provincia Gran Chaco del departamento de Tarija, al sur de Bolivia, dependen exclusivamente de la pesca en el río Pilcomayo.

A la amenaza de la contaminación por el derrame de desechos mineros, se suma  la construcción de la hidroeléctrica de El Carrizal, que se encuentra aproximadamente unos 385 kilómetros al norte de la provincia Gran Chaco. 

¿Por qué? Si bien la construcción de esta megaestructura se encuentra a gran distancia de las comunidades guaraníes, la misma será levantada “aguas arriba”, como indican los lugareños, en un río que forma parte de la cuenca del Pilcomayo y terminaría afectando su caudal.

El ingeniero ambiental Roberto Salazar Armella, quien hace seguimiento a la cuenca del Pilcomayo desde el año 2005, asegura que la construcción de la hidroeléctrica tendrá una afectación directa. “Eso yo lo puedo comprobar, corroborar y afirmar”, dice el ingeniero ambiental sobre la incidencia del proyecto en la cuenca. 

Estas apreciaciones el experto las comunicó a los consultores que hicieron la socialización en la zona del Gran Chaco del departamento de Tarija en 2018, pero no tuvieron el eco esperado. Salazar indica que los niveles de agua en el Pilcomayo están bajando e incluso, existen lugares de la zona baja que están secos, “no hay agua, no hay río”, alerta.

“Imagínate qué lograría ocurrir si nosotros desviamos esos niveles de agua; acá estoy hablando del componente riego que hay para Villa Montes, una primera fase de 10.000 hectáreas aproximadamente”.

Roberto Salazar se refiere al componente de riego del citado proyecto, el cual es presentado por las autoridades regionales como una solución contra la histórica sequía que sufre la región del chaco boliviano.

Si bien la hidroeléctrica será construida sobre el río Camblaya que es un afluente del Pilcomayo, el experto explica que la afectación será de manera directa a la cuenca. “Lógica común que van a reducir los niveles o los volúmenes que ingresen hacia el curso natural”, dice. 

Tomando en cuenta los bajos niveles que se tienen en la actualidad, Salazar cree que la situación puede ser aún más grave con la desviación de sus aguas.

Los últimos informes del Sistema de Alerta de la Cuenca del Pilcomayo señalan una bajante histórica desde que iniciaron las mediciones en el año 1964.   

Salazar agrega que ningún tipo de intervención humana sobre un curso natural es favorable a la migración de peces. Recuerda que el ciclo biológico del sábalo es estudiado desde el año 1972, el cual es conocido por los científicos. 

Entonces, se conoce en qué tiempo el sábalo va hacia arriba, dónde se alimenta, cuándo se reproduce, entre otros factores que ayudan a asumir políticas públicas sobre las vedas. La veda es el tiempo durante el cual está prohibido cazar o pescar en un determinado lugar o alguna especie.

Al hacer una obra de estas características, existe una alteración al ciclo biológico de la fauna, situación sobre la cual no hubo respuestas hasta la fecha. 

“Les pregunté cuál era la relación o la alteración”, relata Roberto, pero lamenta que no tuvo una respuesta específica a esta interrogante de los consultores enviados por Ende.

Para Roberto la cuestión es clara, la pesca no es un factor prioritario en este proyecto, sí sería el tema agrícola, por el componente de riego. El ingeniero ambiental considera que el principal problema de este proyecto es que no se está tomando en cuenta a la cuenca, ni se la está entendiendo como tal. “Lo que pasa arriba, afecta abajo”. 

Esta situación no solo la observa con el proyecto de El Carrizal, sino también con otros temas de relevancia para la cuenca. “Hasta la fecha, no podemos tener una visión de cuenca, porque cada cual mira su pedazo de río, su trecho, y no es así, es un sistema”.

Un ejemplo pequeño de lo que pueda ocurrir se da con la intervención humana aguas abajo que está alterando el ciclo del sábalo, y está afectando directamente a las comunidades indígenas en el municipio de Villa Montes. 

Explica que en la zona baja entre Argentina y Paraguay existen comerciantes que están pescando en zonas no permitidas, generando la alteración en la biodiversidad, sin que exista regulación alguna de las autoridades. 

Del proyecto de El Carrizal no hubo socialización, según afirma el representante de los pescadores indígenas, sólo con algunos grupos afines al Movimiento Al Socialismo (MAS), partido gobernante y también se tienen noticias destacadas en los medios de comunicación locales, especialmente del departamento de Tarija. 

Sobre el cambio de la matriz en la economía regional por el que se impulsa el proyecto, los guaraníes consideran que no fueron tomados en cuenta. 

Pesca en el Pilcomayo. Foto El Periódico de Tarija.

Freddy Terrazas Cortez como vicepresidente del Sindicato de Pescadores del río Pilcomayo, ve la propuesta de cambio de matriz favorable a los sectores que tienen más recursos, no así a las comunidades indígenas. 

El dirigente considera que el componente riego del proyecto beneficiará entre 10 a 20 familias ganaderas en la región del Chaco, pero no así a las tres comunidades guaraníes que no tienen grandes parcelas de tierra. “Las plantaciones que se tienen en las comunidades son generalmente para la subsistencia de la familia”. 

Freddy Terrazas explica que la mayoría de los pobladores de las comunidades indígenas en el Chaco, solo tienen parcelas de una o dos hectáreas como máximo, algo que no permite producir comercialmente, sólo para el abastecimiento de las propias familias a lo largo del año. “La pesca es realmente la subsistencia de las comunidades”.

En este caso, la desviación de aguas de la cuenca del Pilcomayo pone en alerta a las comunidades indígenas guaraníes, quienes temen por una mayor disminución del caudal,  lamentando la falta de socialización del proyecto. 

“Este año hubo muy, muy poco volumen del río, entonces, ha afectado de que ya no migren los sábalos, ahora imagine si empezamos a sacar el agua”, agrega el dirigente guaraní.

Riesgos ambientales

En su documento de consulta pública, Ende identifica de manera general los potenciales impactos ambientales del proyecto, entre los que se encuentran la “generación de gases de efecto invernadero por descomposición de material vegetal en el embalse, pérdida de cobertura vegetal, perturbación de fauna acuática, posibles cambios micro climáticos menores en el área del embalse’’, además de otros.

Uno de nuestros periodistas en Cochabamba intentó obtener respuesta de la estatal en sus oficinas centrales, pero le indicaron que tenían temas “urgentes” a tratar, sin emitir la información solicitada. 

Zona donde se pretende levantar el proyecto. Foto Grupo Typsa.

Nos contactamos también con la Oficina Técnica Nacional de los Ríos Pilcomayo y Bermejo en la ciudad de Tarija, donde sí confirmaron del proyecto, pero no brindaron mayores especificaciones sobre los impactos que pueda tener en la cuenca.

El geólogo Gustavo Méndez explica que el mayor cambio se verá en el ecosistema con una interrupción al curso normal del río, “ahí es donde se van a acentuar los impactos negativos”. 

El profesional indica que es importante que se hagan públicos los estudios geotécnicos, hidrológicos, topográficos, geomorfológicos, los que son “decisivos” para la construcción de una presa.

Un detalle a tomar en cuenta para el experto es que hay la posibilidad de una afectación estructural, tomando en cuenta que es una zona inestable, la cual “es afectada por una falla regional” que pueda derivar en un problema a futuro. Para Gustavo Méndez es primordial conocer por este motivo el estudio geológico. 

Como referente, existen diferentes casos en el mundo de presas construidas entre cerros que colapsaron, como el caso de Vajont en Italia, la cual colapsó en 1963 y provocó la muerte de más de dos mil personas en el poblado de Longarone. Las investigaciones sobre ese accidente refieren que desde un inicio de la construcción en Los Prealpes se identificaron fallas como la mencionada por el geólogo Gustavo Méndez, de corrimiento de tierras. 

La película noruega Bølgen o “La ola” muestra detalladamente los riesgos que tienen este tipo de estructuras entre cerros y los cuidados que se deben tener, no solo en la construcción, sino en su manejo. El film se basa también en un hecho real ocurrido en Noruega en 1934.  

El director del Departamento de Ciencias Industriales, Medio Ambiente y Energía de la Universidad Católica Boliviana de Tarija (UCB) Oscar Oller refiere que toda obra, actividad o proyecto genera un impacto en el medio ambiente, por eso considera que deben diseñarse “planes de mitigación y adecuación ambiental”, con el fin de reducir en lo posible las alteraciones negativas que se puedan dar.

Los expertos niegan que la construcción de la presa pueda afectar al tamaño del cañón, es decir, seguirá siendo el sexto más profundo del mundo.

Los profesionales en geología e ingenieros ambientales consultados, consideran que una obra de esta magnitud habilitará terrenos secos, los volverá verdes y productivos, como ocurrió con los valles erosionados de Tarija cuando fue construida la presa de San Jacinto en los años 80.

Este cambio, invitará a que las personas se muden a vivir a esos lugares, donde antes no habitaban humanos, teniendo consecuencias medioambientales, especialmente para animales que están amenazados y que viven en la zona.

Este es el caso del oso andino o jucumari (Tremarctos ornatus) y el cóndor andino (Vultur gryphus), ambos animales viven en la zona alejados de las personas, los que se encuentran en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Ya aguas abajo de la represa, el lecho del río puede ser afectado por la falta de sedimentación natural, generando inestabilidad y erosión, según explican.

La flora de la zona se verá afectada por el proyecto.

La bióloga tarijeña Adriana Ávila Ruiz comparte el criterio de que tanto la flora como la fauna de la zona se verán afectadas, por eso la importancia “de conocer a fondo” el estudio de impacto ambiental.

Realidad de la cuenca 

En la reunión ordinaria del Comité Intergubernamental Coordinador de los Países de la Cuenca del Plata realizada en mayo de 2021, los participantes formularon sus preocupaciones sobre el cambio climático y la biodiversidad. 

Contrariamente a lo que pretende el proyecto sobre la regulación y el cambio de curso de las aguas del Pilcomayo, los representantes políticos de Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay expresaron su inquietud por la “extrema disminución” de las aguas en la cuenca, algo que afecta no solo a la disponibilidad de agua, sino también a la navegación fluvial, con efectos económicos adversos.

Registro de reunión ordinaria del Comité Intergubernamental Coordinador de los Países de la Cuenca del Plata realizada en mayo de 2021

Con estudios internacionales sobre los efectos ambientales que generan este tipo de megaestructuras, Ende no ha socializado hasta la fecha el impacto ambiental que tendría la construcción de la presa de El Carrizal, la cual ya tiene su diseño final, y de acuerdo con los expertos consultados, representaría una amenaza para especies en riesgo, como también para comunidades indígenas que viven exclusivamente de la pesca. 

Imagen principal: vista aérea del Cañón del Pilaya. Foto: Diego Ávila Paz / RAI

*Este reportaje fue apoyado por Internews Earth Journalism Network

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