Por Alain Muñoz/ECOprensa

Habrá menos agua, alimentos, electricidad y productividad en Bolivia por el cambio climático. Aumentarán los llamados “desastres naturales” y los desiertos, así como las enfermedades respiratorias y tropicales. Los impactos serán entre 120 y 270 mil millones de dólares. El manejo indígena de bosques disminuye las causas de esos impactos.

CRECERÁN LAS LLUVIAS, LAS SEQUÍAS Y LA ARIDEZ

Las lluvias crecerán hasta un 80% en Bolivia, debido al cambio climático, según -el MAGICC /SCENGEN, un modelo computarizado que simula el comportamiento de la atmósfera. Paradójicamente, el país podría tener un déficit anual entre 650 y 700 millones de metros cúbicos de agua.

Con sólo el aumento o disminución de hasta en 15% de lluvias y el acrecentamiento en la temperatura de un grado y medio, se pronostica un déficit anual de más de 650 millones de metros cúbicos de agua en la cuenca amazónica, más de 680 en la cuenca del Plata y 690 en la de los Andes.

El pronóstico corresponde al Programa Nacional de Cambio Climático (PNCC) para el año 2050. Con las mismas variaciones, la aridez podría casi duplicarse, siguiendo al análisis del Índice de Aridez, con la metodología propuesta por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Además, el PNCC considera que podrían aumentar las plagas y enfermedades agrícolas, la reducción de cabezas de ganado por falta de agua y de alimento durante la estación seca, o por inundaciones en la temporada de lluvias, con el consecuente desabastecimiento de alimentos.

IMPACTOS EN LA SALUD POR FENÓMENOS CLIMÁTICOS EXTREMOS

Los derrumbes, sequías, inundaciones, deslaves, heladas y otros fenómenos climáticos extremos tendrán efectos directos, como heridos y fallecidos. Pero también ocasionarán epidemias, malnutrición y deshidratación, por las dificultades en la disponibilidad de agua y alimentos, cuando ocurren.

Los efectos indirectos serán el aumento de enfermedades transmitidas por vectores, como los insectos o las ratas, el surgimiento de enfermedades desaparecidas o controladas, y el desarrollo de nuevas enfermedades.

Más lluvias e inundaciones aumentan los casos de cólera, dengue, diarreas, fiebre amarilla, fiebre tifoidea, hepatitis, malaria, y enfermedades parasitarias intestinales. Las poblaciones asentadas en las fronteras de zonas endémicas presentarán más casos o fallecimientos sin atención eficaz.

La malaria ha reaparecido en extensas zonas, y se han presentado brotes en áreas en que nunca antes hubo. El Consejo de Salud Rural Andino, reportó una aparición de malaria no importada, casi a 3.000 metros sobre el nivel del mar, en la zona del municipio de Carabuco, Departamento de La Paz.

Las Encuestas Nacionales de Demografía y Salud muestran elevadas cifras de enfermedad y mortalidad en la niñez boliviana por Enfermedades Diarreicas Agudas (EDAs) e Infecciones Respiratorias Agudas (IRAs).

Con el cambio climático se intensificarán las temperaturas extremas y la incidencia de IRAs sería mucho mayor. Las EDAs bacterianas predominarán en municipios de zonas bajas durante las épocas lluviosas, cálidas y de transición.

En cambio, las EDAs virales predominarán en los meses fríos o de transición invierno, en municipios más altos con clima influido por la Cordillera de los Andes. En general, la magnitud de las epidemias vinculadas con el cambio climático es incalculable.

IMPACTOS ECONÓMICOS DIRECTOS DEL CAMBIO CLIMATICO

Las pérdidas por desastres en Bolivia rondaron el 20% del Producto Interno Bruto en las últimas décadas. Pero podría crecer drásticamente porque “los eventos climáticos extremos serán cada vez más intensos y frecuentes”, afirma el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés)

Sólo 3 de cada 20 municipios en Bolivia se hallan en grado bajo de vulnerabilidad a desastres (14%). Ocho de cada 20 están en rango medio (41%) y 6 de cada 20 están en un grado alto de vulnerabilidad (31,2%). Sin embargo, 3 municipios de cada 20 (13,8%), son vulnerables en un grado muy alto, indican datos de OXFAM, de Gran Bretaña; y Fundepco de Bolivia.

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL), calcula en un estudio que los impactos directos del cambio climático en Bolivia ocasionarán pérdidas entre 36 y 81 mil millones de dólares (36.822 y 81.219) hasta finales de siglo.

El estudio fue elaborado con la participación del Ministerio de Medio Ambiente y Agua de Bolivia, Economía y Finanzas, Planificación del Desarrollo, y Relaciones Exteriores, y contó con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Los mayores efectos del cambio climático corresponden a la “pérdida de productividad agropecuaria”, así como a heladas, inundaciones, sequías y otros eventos climáticos extremos, además de mayor descertificación, afirma el mismo estudio.

La CEPAL también señala las pérdidas de infraestructura como carreteras, puentes y vías férreas, debido a derrumbes, inundaciones y otros eventos climáticos extremos. Igualmente, cuantifica daños por caída de la productividad laboral.

IMPACTOS ECONÓMICOS SECTORIALES E INDIRECTOS

La agricultura tradicional será más afectada que la industrial, con pérdidas entre 11 y 26 mil millones de dólares. En cambio, las de la agricultura industrial oscilarán entre 8 y 12 mil millones de dólares.

La ganadería tendrá un impacto entre mil y 4 mil millones de dólares, mientras que con mil millones cada uno serán impactados los sectores de agua, hidroelectricidad y bosques. El último incluye caza, pesca, y otros productos o servicios del bosque.

Por el cambio climático, las lluvias y caudales de ríos en Bolivia disminuirán hasta un 20%, lo que se “traduce directamente en pérdidas de generación de energía (hidroeléctrica) en la misma magnitud”, reporta la CEPAL.

Los impactos indirectos por perjuicio del flujo de producción pueden estar entre los 65 y 135 mil millones de dólares (65.751 y 135.673). La CEPAL, ejemplifica las “pérdidas del flujo de producción, como el daño de una cosecha por eventos extremos del cambio climático”.

En ese caso no sólo se pierde esa cosecha, también se interrumpe o disminuye sensiblemente la siguiente, por falta de semillas, tierras aptas, riego, herramientas, maquinaria, infraestructura, u otras condiciones disminuidas o eliminadas con el detrimento de la anterior cosecha.

Adicionalmente están los impactos indirectos en infraestructura, que podrían situarse entre los 18 mil y más de 52 mil millones de dólares (18.502 y 52.691). Estas son “pérdidas del acervo de capital público, como carreteras, puentes y vías férreas”.

La suma del monto mínimo de todos los costos, tantos directos como indirectos, superan los 120 mil millones de dólares (121.075). En cambio, el monto máximo de la suma de ambos casi llega a los 270 mil millones de dólares (269.583).

Los costos mínimos del cambio climático, representan casi 4 veces más (3,6) del producto de interno bruto (PIB) de Bolivia en 2014, que fue de más de 33 mil millones de dólares (33.237). En cambio, los costos máximos lo superan en más de 8 veces.

CAUSAS Y POTENCIAL INDÍGENA

El cambio climático se debe a las actividades humanas que emiten gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera. En Latinoamérica y el Caribe (LAC) el mayor porcentaje de emisiones de GEI es por deforestación y agricultura, que los especialistas llaman “uso y cambio de uso de la tierra”.

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Mujeres indígenas Tsimanes Foto: Eduardo Franco Berton

Estas causaron el 20% de las emisiones de GEI en el mundo, según Naciones Unidas. Sin embargo, en LAC es casi el 34%, según datos de la CEPAL, siendo la mayor fuente de emisiones. Le sigue la electricidad con el 24%, el sector industrial, la construcción con el 6% y los desechos con el 5%.

El dióxido de carbono que emite toda Latinoamérica y el Caribe (LAC) en tres años se evitaría si se diera, sólo a los indígenas del Brasil, las condiciones para manejar efectivamente sus bosques, establece un estudio.
Esa cantidad asciende a 12 mil millones de toneladas de dióxido de carbono, uno de los principales GEI. Podría elevarse a 38 mil millones, si se extendiera condiciones completas para manejar efectivamente sus bosques a los indígenas de todo el mundo.

La cifra anterior es 30 veces más que el carbono emitido por todos los vehículos de pasajeros del planeta en un año. “El manejo indígena de bosques debería estar en el primer nivel de la atención internacional”, dice el Dr. Andrew Steer, presidente del WRI, que elaboró el estudio mencionado.

Por otra parte, las prácticas, propuestas, y reivindicaciones indígenas son vitales para el cambio climático, afirma el quinto informe del IPCC, que se consideran el mejor conocimiento científico disponible, elaborados por centenares de expertos.

Es necesario el “fortalecimiento de los sistemas y prácticas derivados de los conocimientos indígenas tradicionales” para afrontar el cambio climático, enfatiza el IPCC. Parte de las “opciones tecnológicas” que se necesitan son sus métodos y tecnologías, precisa.

Su importancia está al mismo nivel que el uso eficiente de energía o del agua, al igual que la producción de nuevas variedades de cultivos y animales, o las del almacenamiento y conservación de alimentos, según el informe.

Superar el cambio climático requiere innovaciones tecnológicas, económicas, políticas, y también sociales, indica el IPCC. Entre ellas, las “presunciones, creencias, valores y visiones del mundo, como las indígenas, que influyen en las respuestas al cambio climático”.

La lista incluye: observaciones climáticas indígenas, políticas nacionales “basadas en comunidades, que tienen mejor control y acceso a los recursos naturales locales”, investigaciones participativas e intercambio de conocimientos indígenas en la educación.

Foto de portada: Paisaje del Gran Chaco Boliviano / Eduardo Franco Berton
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