Relato fotográfico de un ave enigmática y solitaria, el mítico Guajojó

Por Eduardo Franco Berton (RAI)

La espesura de las selvas tropicales de Sudamérica ha sido por siglos el hogar de extrañas y fascinantes criaturas, algunas que fruto de la imaginación de los pueblos nativos han inspirado místicas y pintorescas leyendas que han sido transmitidas de generación en generación, acompañando largas tertulias de abuelos y nietos, desde el antaño hasta la actualidad. Desde muy pequeño siempre me cautivó la clásica leyenda boliviana del Guajojó (Nyctibius griseus), una historia popular de amor y tragedia inspirada en el agudo y estremecedor canto de un ave nocturna, misteriosa y solitaria, cuyo sonido lastimero se asemeja al de un quejido humano que suele escucharse a lo lejos en la penumbra de las noches selváticas.

(Día 1) Encontramos un Guajojó en medio del bosque. Las imágenes que se muestran a continuación fueron tomadas en un proceso discontínuo de 60 días. Foto: Eduardo Franco Berton

La leyenda del Guajojó

Cuenta la famosa leyenda boliviana que ´´…En lo denso de la selva habitaba la bella hija del cacique de cierta tribu, que enamoraba con un joven guerrero de la misma tribu a quien amaba profundamente. Amaba y era amada. Al enterarse de estos amores el padre de la chica colérico por sus celos sintió que el amor de su hija no era correspondido y haciendo uso de sus artes mágicas y oscuras tomó la drástica decisión de acabar con el romance de la manera más trágica, dando muerte al pretendiente. Al sentir la desaparición de su amado, la joven indiecita se fue selva adentro a buscarlo. Espantosa fue su sorpresa al darse cuenta del terrible hecho. Conmocionada volvió a casa y amenazó al padre con dar parte a toda la comunidad, el viejo molesto por ello convirtió en un instante a la joven en un ave nocturna para que nadie supiera de lo ocurrido. No obstante, la voz de la infortunada muchacha pasó al ave, y fue así que por las noches se escucha su triste y melancólico lamento que sufre por la muerte de su amado…´´

En Bolivia el Guajojó y su leyenda han sido fuente de inspiración de célebres artistas como la cantante Gladys Moreno –considerada la embajadora de la canción boliviana– y su famosa canción al ritmo de un taquirari: ´´El Guajojó´´, cuyo autor es el compositor cruceño Percy Ávila. Por su parte, el historiador Hernando Sanabria fue quien plasmó la leyenda del ave en un popular cuento. Todos ellos, reconocidos y talensosos personajes del país, inmortalizaron a esta legendaria ave a través de sus obras como una parte importante de la tradición y cultura del oriente boliviano.

(Día 7) Retornamos al cabo de una semana y el ave continuaba estática sobre el tronco de aquél árbol, en el mismo lugar y posición. Foto: Eduardo Franco Berton

En el Perú el Nyctibius griseus es un ave arraigada a la mitología de los pueblos indígenas de la Amazonía Peruana, donde se lo conoce como ´´Ayaymama´´ debido a la similitud de su canto con el lamento de un niño que exclama ¡Ay, ay, mamá! cuya leyenda cuenta, fue abandonado a su suerte por su madre en medio de la selva, con el fin de evitar que muriera por una peste extraña que estaba diezmando a su pueblo.

Características y distribución

(Día 14) El ave continuaba posando en el mismo lugar, soportando las primeras lluvias de noviembre y el calor abrumador del día, posado sobre el tronco como si fuera parte de él. Foto: Eduardo Franco Berton

Dentro de la familia Nyctibiidae existen siete especies del género Nyctibius uno de ellos es el Nyctibius griseus, especie que a su vez pertenece al orden de las aves Caprimulgiformes, orden que está compuesto por aves nocturnas e insectívoras con gran facilidad de camuflarse durante el día. Esto gracias a su peculiar e interesante plumaje, el que tiene un similar parecido a las hojas secas o la corteza de un árbol. Al ser aves nocturnas los Guajojós pasan gran parte de su día posándose estáticos sobre el tronco de un árbol, mimetizados como si fueran parte de él.

Esperan así hasta que el sol se oculte en el horizonte y solo quede el resplandor de la luna y las estrellas. Es en ese momento en el que inician su vuelo para capturar insectos, su principal fuente de alimento. Los Guajojós son aves que llevan una vida bastante solitaria, ya que casi nunca suelen ser vistos en pareja, salvo cuando se aparean o cuando están cuidando de su cría, a la que abandonan a las tres semanas de nacida.

(Día 21) Cuando retornamos el Guajojó ahora estaba con su cría, todo cobró sentido, se encontraba empollando. Foto: Eduardo Franco Berton

Se hábitat natural consta de una amplia distribución ya que puede ser visto en la mayoría de los países sudamericanos, donde se lo conoce por nombres comunes como: Nictibio, Urutaú, Kakuy o Bacui, entre otros más. Esta ave siempre ha estado acompañada de diferentes mitos y fábulas, todas ellas, inspiradas en su melancólico y peculiar canto.

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), gracias a su amplio rango de distribución los Guajojós no están amenazados actualmente. A pesar de no haber sido cuantificados bajo los parámetros de medición que utiliza esta organización, indican que su grado de amenaza no es preocupante. Aun así, se cree que al igual que muchas otras especies de aves, su población podría ir disminuyendo en los próximos años, debido a la constante pérdida de bosques.

Melancolía y pasión del Guajojó

No es muy común encontrar un Guajojó, y mucho menos aún, el escuchar su triste y melancólico canto. Grata sorpresa nos llevamos con Carlos Durán, mi compañero de expediciones, al encontrarnos con un ejemplar de esta enigmática ave en medio del bosque. Fue allí que el lente de mi cámara empezó a documentar esta serie de imágenes–capturadas en un periodo de 60 días discontinuos– que retratan la intimidad de esta ave con su pichón.

(Día 35) En esta imagen observamos a la cría más desarrollada, la cual estuvo cobijada por su madre en todo momento, protegiéndola pacientemente. Foto: Eduardo Franco Berton

Melancolía y pasión, son las palabras que describen la etapa que pudimos retratar en estas fotografías.

Melancolía, por su triste y vigilante forma de observarnos, la que nos observó con quietud y paciencia durante el tiempo de esta documentación fotográfica, posando solitaria desde la seguridad de la altura de su tronco, desde donde nada parecía molestarle y hacía preguntarnos quien observaba a quien realmente.

Pasión, porque hasta en las criaturas más pequeñas de la naturaleza se manifiesta el amor maternal de una madre. En el caso del Guajojó, esta cuidó firmemente a su cría del calor y el frío, las tempestuosas lluvias de diciembre y el viento, como quien cuida su más preciado tesoro. Y así, pacientemente, este Guajojó esperó que su cría crezca y sus alas sean lo suficientemente fuertes para emprender su primer vuelo selva adentro, y continuar con su triste canto, llorando la muerte de su amado.

Foto de portada: (Día 60) Tomamos esta fotografía un día después de Navidad. La última vez que vimos a la cría del Guajojó.

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Mira aquí el video de un Guajojó y escucha su canto*

*Video y audio grabado por Douglas Fernando Meleti en el Brasil

Eduardo Franco Berton es conservacionista, abogado ambiental y fotoperiodista. Desde hace 9 años que realiza expediciones a los lugares más remotos de Bolivia, atravesando pantanos, ríos, montañas y densas selvas para documentar la vida silvestre y vivencias de las comunidades. Es fundador de la Red Ambiental de Información (RAI) y dirige la organización Blue Foresta, una institución que promueve el cuidado y la conservación de los ecosistemas de Bolivia.

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