Por Hugo Santa Cruz (RAI)

Por mi labor profesional – Ecoturismo -, he tenido la suerte de pasar bastante tiempo en la zona, descubriendo y retratando bosques prístinos, ríos indómitos y cientos de especies animales; cada día nuevas, y es que la biodiversidad pareciese ser infinita en las selvas de la Amazonia y de los Andes Tropicales.

Caimanes negros (Melanosuchus niger). Foto: Hugo Santa Cruz

Recuerdo en detalle, el momento en que fotografiaba a nueve caimanes negros (Melanosuchus niger), algunos años atrás. Aún eran muy pequeños y dormitaban sobre un tronco que flotaba a orillas de la Laguna Chalalán. Nos deslizábamos suave y lentamente, remando en una canoa de Itauba – madera muy cotizada para la construcción de canoas típicas de la zona – junto a los expertos guías naturalistas Uchupiamonas, quienes me mostraban la riqueza biológica del lugar. El caimán negro es una especie Vulnerable según el Libro Rojo de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia de 2008, en riesgo de desaparecer y no es muy fácil de ser avistada. Poder observar uno es ya de hecho una suerte, pero observar nueve juntos al mismo tiempo, apenas a un par de metros de distancia, es un evento natural extraordinario, que solo ciertas áreas en el mundo como el Parque Nacional Madidi pueden ofrecerte.

Mono aullador colorado (Alouatta seniculus). Foto: Hugo Santa Cruz

Apenas unos segundos después de retratar a los reptiles, nos encontramos en frente de una mamá manechi – Mono aullador colorado (Alouatta seniculus) – alimentándose de las hojas de un árbol, con su pequeña cría de apenas una o dos semanas de edad, quien se aferraba a la madre, sosteniéndose de su oreja, con los ojos aún a medio abrir; aprendiendo a mirar y preguntándose quizás qué sería  aquello que se posaba frente a él y su madre haciendo tantos clicks, qué cosas extrañas experimentaría aquél monito al encontrarse frente a frente y por primera vez con una persona. La madre me observaba y seguía comiendo tranquilamente sin importarle mi presencia, segura de estar a salvo.

En estos lados de la inmensa Amazonia, el hombre y las especies animales, han aprendido a coexistir con un claro respeto unos con otros, gracias a ello  que pude estar tan cerca a caimanes, monos, aves y a muchos otros animales. Esto desvirtuaba mi posición depredadora como ser humano y me ponía en el lugar de otro ser más del bosque, conectado con el contexto ambiental circundante, casi percibiendo la respiración de estos magníficos seres, quienes no intentaban alejarse de mí, quienes se sentían seguros con mi presencia y me permitían ser parte de su clan.

La cercanía con las especies silvestres y la convivencia con todo ese mágico mundo; rebosante de vida, genera una interconexión hombre – naturaleza, que solo podrá entender aquel que tuvo la oportunidad de vivirlo y sentirlo personalmente, haciendo empatía con todos esos seres vivos que tienen todo el derecho a vivir, así como lo tiene el ser humano.

La carretera Charazani – Cobija, dividiría en dos al Parque Nacional Madidi y a la Reserva Nacional Manuripi, y pasaría por San José de Uchupiamonas, a solo unos cientos de metros de la laguna Chalalán. Todo el macro-ecosistema se fragmentaría y los pocos animales sobrevivientes, tendrían que tratar de alejarse lo más posible de las carreteras. El hombre dejaría de ser visto como ese ser respetuoso y empático con su entorno y pasaría a ser el depredador más temido como lo es en casi todo el mundo, que triste sería si ocurriera esto.

Río Beni en la Amazonia Boliviana. Foto: Hugo Santa Cruz

La salud de la Amazonia compromete la sobrevivencia de la humanidad misma, ya se ha perdido o degradado un tercio de los bosques amazónicos, por la apertura de carreteras, por deforestaciones y actividades insostenibles incontrolables, promovidas por políticas públicas y por una alta presión antrópica.

Lo que tardó 400 millones de años en evolucionar, para conformar el lugar más biodiverso del planeta, está siendo destruido en apenas unas décadas, y las actuales generaciones estamos siendo testigos y a la vez cómplices de esta pérdida. La Amazonia está en nuestras manos: ¡Es tiempo de actuar con mayor raciocinio y con voluntad para un bien común!

Lee aquí el artículo sobre el impacto de nuevas vías carreteras sobre algunos parques de la Amazonia Boliviana.

Foto de portada: Hugo Santa Cruz

Mira aquí las fotografías de Hugo Santa Cruz

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